Entrenando al Jefe

La tarde era calurosa y el viento veraniego no dejaba mucho a esperar más que un rato tranquilo afuera de la casa, quizás con alguna bebida, simplemente relajándose con algunos amigos y disfrutando del tiempo. No obstante, al parecer los guardianes del antiguo jefe Vongola tenían otros planes para Ryou: Una tarde de intenso y brutal entrenamiento. Si bien las habilidades de flama de última voluntad de Ryou eran cuando menos sobresalientes, ellos pensaban que aun le faltaba demasiado para lograr equiparar el poder de sus antepasados y mucho más aun para lograr el poder suficiente para liderar Vongola en esos tiempos de crisis donde las llaves, las cajas y los anillos formaban una parte tan importante en el equilibrio de la mafia y donde se necesitaba alguien verdaderamente capacitado para controlarles.

-Primero empezaremos porque alcances un nivel de pureza de tu flama superior a la del resto. Antiguamente se llamaba a esto “Estado de Hyper Ultima Voluntad”. –comenzó Federico.

-¿Hyper Ultima Voluntad? –Pregunto Ryou incrédulo- Suena bastante rebuscado si me preguntan a mí.
-No lo hacemos.-Replicó Romario.- Ahora concéntrate en liberar tu flama del cielo. Tu resolución debe ser innegable. Tú no estás heredando Vongola por un simple capricho o por que seas simplemente un mocoso mimado. Lo estás haciendo para completar el verdadero propósito de Vongola: Proteger a aquellos que no pueden hacerlo por sí mismos. Acaso crees que si una guerra estalla, todos aquellos a los que has conocido, tus amigos y todos sus seres queridos serian apartados de los fuegos de la destrucción. Estas aquí para evitar que eso pase, ahora concéntrate y trabaja. –Romario siempre había sido de pocas palabras pero cuando hablaba su lógica era innegable.

-Está bien… yo comprendo porque estoy aquí. Me esforzaré al máximo.- añadió Ryou.

Cerró sus ojos y sintió la flama fluir por su cuerpo hasta sus manos. Instantáneamente una flama naranja se creó entre las palmas de sus manos. Era una flama hermosa y seductiva que danzaba alegremente ante la vista de los espectadores. No obstante era insuficiente, debía ser más pura, más poderosa y para eso se necesitaba más resolución. Ryou trataba de pensar en lo que verdaderamente quería pero al ser tan nuevo en ese mundo se le dificultaba pensar en algo en específico. No tenía demasiados amigos pero el temor de perder aquellos pocos que tenía era suficiente para potenciar su resolución; sin embargo no era suficiente.